¿Por qué es necesario entrar en calor?

  • 01 AGO

    La llamada entrada en calor o calentamiento permite preparar el cuerpo para la actividad física o deportiva y evitar lesiones.

    La entrada en calor permite un gradual ascenso de la frecuencia cardíaca, que la temperatura de los músculos se eleve y que las articulaciones se lubriquen, permitiendo esto último realizar movimientos más amplios y prevenir el daño articular.

    Según el Cooper Institute for Aerobics Research de Dallas, numerosas lesiones y ciertos problemas cardíacos, como algunas arritmias, están asociados a la ejercitación violenta sin mediar un adecuado calentamiento. Para comprender mejor el proceso, necesitamos analizar en forma sencilla algunos conceptos fisiológicos. La sangre es la que transporta, entre otras sustancias, el oxígeno que necesitan los músculos para producir energía en la forma llamada "aeróbica".

    En estado de reposo, el corazón de un individuo promedio suele bombear unos 5 litros de sangre por minuto (l/min), de los cuales el 20% es derivado hacia los músculos, el 14% al cerebro, el 27% al hígado, el 22% a los riñones, y el resto hacia otros lugares del cuerpo. Sin embargo, cuando dicho individuo está ejercitándose en forma intensa, su corazón puede bombear 25 l/min, y la distribución de la sangre cambia notoriamente, siendo los músculos más implicados en el ejercicio los que se llevan el 84% de este caudal. Es fácil ver que si este proceso no se produce en forma lenta, el rendimiento físico se verá notoriamente afectado, pues, entre otros problemas, al estar los músculos mal irrigados de sangre, la producción de energía ocurrirá predominantemente en ausencia de oxígeno (anaeróbica), por lo cual sólo podrá mantener la intensidad del ejercicio durante unos pocos minutos.

    La entrada en calor permite un gradual ascenso de la frecuencia cardíaca, que la temperatura de los músculos se eleve (y, por lo tanto, disminuyan su viscosidad y los rozamientos internos), y que las articulaciones se lubriquen, permitiendo esto último realizar movimientos más amplios y prevenir el daño articular.

    Cada tipo de entrenamiento y cada distancia competitiva tienen su rutina específica de calentamiento. Asimismo, la intensidad y la duración de dichas rutinas dependen también de la edad y nivel de entrenamiento del corredor, de la temperatura ambiente y de otros factores.

    Una vez finalizada la actividad principal, y aunque estemos cansados, tenemos que hacer el proceso inverso al calentamiento, llamado enfriamiento o vuelta a la calma, el cual tiene también una gran importancia, pues posibilita la gradual adaptación al estado de reposo, y acelera la recuperación entre sesiones de entrenamiento o competencias.

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